El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, será uno de sus primeros actos en firmar el acuerdo climático de París y revertirá una serie de controvertidos decretos de su predecesor. Se espera que la relación entre el EU y los EE. UU. Mejore significativamente, y se espera que Biden ponga fin a las guerras comerciales entre EE. UU. Y Europa.
En cualquier caso, la Unión Europea debe iniciar de inmediato negociaciones con la nueva administración estadounidense para llegar a un compromiso en el prolongado conflicto sobre los subsidios a la industria de la aviación, ha pedido ahora el Comité de Agricultura del Parlamento Europeo. Otros líderes de EU también esperan que Biden evite nuevas sanciones que podrían dañar a los agricultores de EU.
Según el economista holandés Van Wijnbergen, el ex presidente Donald Trump fue extremadamente agresivo con sus guerras comerciales y habrá una política comercial más estable bajo Biden. Por cierto, se espera que Biden continúe con la línea dura contra China. Anteriormente dijo que quiere trabajar con el EU para frenar la creciente hegemonía económica de China.
En los próximos años, Biden tiene el espacio político para la renovación porque los demócratas tienen mayoría tanto en el Senado como en la Cámara (= parlamento). Eso puede cambiar en las elecciones de mitad de período en 2022.
Biden no había hecho de la agricultura estadounidense la punta de lanza de su política. En sí mismo es lógico, porque los votantes demócratas viven principalmente en las grandes ciudades y sus alrededores, y menos en las zonas rurales. Biden se burló recientemente de Trump de que el empleo rural ha disminuido, mientras que Trump prometió lo contrario hace cuatro años.
Biden promete además que no solo modernizará el campo estadounidense (¡lanzará 5G!), Sino que también tratará al sector agrícola como una industria moderna pero normal. La punta de lanza es la expansión del sistema de permisos de trabajo para los trabajadores temporeros temporales (extranjeros).
Además, Biden quiere centrarse fuertemente en la investigación y la tecnología con la "mayor inversión en energía sostenible e innovación jamás realizada"; unos 400 mil millones de dólares repartidos en diez años. Biden tiene planes para abordar la aviación, renovar la agricultura, promover los automóviles eléctricos y mucho más.
Al incorporar al ex ministro Tom Vilsack como nuevo ministro de Agricultura, Biden al menos ha traído a "un veterano experimentado" que conoce el mundo agrícola estadounidense de adentro hacia afuera. Biden llamó a Vilsack en diciembre "el mejor ministro de agricultura que haya tenido nuestro país".
Vilsack ya ha dicho que quiere, en los primeros cien días, colocar los programas de alimentación y agricultura de Estados Unidos en la barra del clima, pero también prevé nuevos ingresos para los agricultores estadounidenses que desean participar en actividades comerciales similares a Green Deal.
Además, Biden y Vilsack pueden, a corto plazo, tener sus propios políticos designados para tres de los cuatro puestos agrícolas más influyentes dentro del gobierno federal, porque tres senadores presidentes de la Comisión de Agricultura en su estado no fueron reelegidos.
Con eso, Biden obtiene su propia cima en el USDA. Por tanto, el futuro de la política agrícola estadounidense parece estar al borde de la modernización.