Las aguas residuales en los países del EU deben controlarse más estrictamente para combatir mejor las sustancias tóxicas como las PFAS y los residuos farmacéuticos. El Parlamento Europeo así lo cree.
Los políticos del EU también creen que las autoridades de tratamiento de aguas residuales, como las autoridades holandesas del agua, deberían purificar mejor sus aguas residuales urbanas con nuevas técnicas, para que el agua pueda ser reutilizada, incluyendo su uso para la industria y para sistemas de calefacción y refrigeración.
De este modo, el Parlamento Europeo va más allá de la propuesta presentada por la Comisión Europea. Los Ministros de Medio Ambiente de los 27 países del EU pronto se pronunciarán al respecto. En algunos países del EU, como los Países Bajos, ya se están utilizando técnicas en las últimas instalaciones que producen agua "casi potable" tras su purificación. Pero esto se está volviendo cada vez más problemático debido a la creciente contaminación con residuos de medicamentos y productos químicos.
La industria farmacéutica contribuirá a la implementación de los planes. Eso es bueno, según el eurodiputado finlandés Nils Torvalds (Renew), que habló de la "responsabilidad social" que asume este sector. Torvalds fue el autor del informe que fue adoptado por una gran mayoría por el Parlamento Europeo esta semana.
Los parlamentarios también se pronunciaron sobre las nuevas normas para la recogida, tratamiento y vertido de aguas residuales urbanas. También abogan por un mejor control de los patógenos y la resistencia a los antimicrobianos. El informe incluye requisitos más estrictos para monitorear los contaminantes químicos en el agua, como los PFAS, así como los microplásticos, virus, bacterias y la resistencia a los antimicrobianos.
En la eutrofización, la microcontaminación y la sequía, cada gota cuenta, según el ponente finlandés Torvalds. Pero el finlandés también es consciente de que en zonas muy urbanizadas es difícil conseguir una buena y sostenible purificación del agua. Esto conduce a menudo a costes más elevados y a una mayor necesidad de energía», afirma Torvalds.