Un estudio científico de la Comisión Europea concluye que la guerra rusa en Ucrania puede provocar una interrupción temporal de la seguridad alimentaria, pero que el aumento del cambio climático y la contaminación ambiental representan una amenaza estructural para la producción mundial de alimentos.
El estudio reconoce que el uso de agentes químicos en la agricultura es beneficioso para la estabilidad de la producción de alimentos, pero amenaza la diversidad y la calidad del suelo a largo plazo.
El estudio sobre los "impulsores" tanto de la producción como del uso se anunció el año pasado, en respuesta a la interrupción del suministro mundial de granos. La Comisión Europea se opuso anteriormente a las súplicas de posponer partes del Green Deal y de la granja a la mesa porque el suministro de alimentos no está amenazado.
El estudio publicado esta semana se centra en docenas de factores ("impulsores") que, según los investigadores, influyen en el suministro mundial de alimentos. El informe llega poco después de que los ministros de agricultura del EU pidieran de nuevo investigaciones adicionales, diciendo que no están satisfechos con los resultados de investigaciones anteriores.
En el estudio que ahora se ha publicado, se indica en una nota a pie de página que este informe no reemplaza a los informes anteriores.
El documento de trabajo enfatiza además que a medida que los alimentos escasean, aumenta la presión sobre la fertilidad del suelo, el clima, la biodiversidad y la disponibilidad de agua. Si el problema ambiental y climático no se aborda rápidamente, podrían surgir cuellos de botella en el suministro, enfatiza la Comisión Europea. Los costos de no hacer nada son, en última instancia, mayores que los costos de ecologizar la cadena alimentaria.
El comité EU apunta a una pérdida inminente de 9 000 millones de euros en el sector agrícola como resultado solo de la sequía esperada en 2030. Sin cambios de política, los rendimientos en la agricultura herbácea caerán un 4,5 % en 2030. Con una política ambiental y climática adecuada, la disminución del rendimiento en 2030 será solo del 2,4 por ciento, dice el estudio.
Reducir el uso de pesticidas peligrosos sería importante para preservar la biodiversidad y proteger a los insectos. Según la Comisión Europea, esto es posible sin pérdida de ingresos. Sin embargo, esto requeriría la disponibilidad de sustancias activas alternativas y la comercialización de variedades resistentes a enfermedades utilizando nuevas técnicas genómicas.