El pueblo suizo rechazó en un referéndum dos proyectos de ley importantes sobre la conservación de la biodiversidad y el ajuste del sistema de pensiones. Como resultado, no se aplican leyes medioambientales más estrictas en la agricultura y la horticultura y los créditos de pensiones no se guardan para las generaciones futuras, sino que ya se están pagando.
El objetivo era introducir regulaciones medioambientales más estrictas que beneficiaran a la naturaleza y la biodiversidad. Esto incluye regulaciones estrictas para la agricultura, la vivienda y la industria. Partidos políticos como los Verdes y grupos de izquierda apoyaron esta iniciativa. Los defensores argumentan que la rica biodiversidad del país está bajo una presión cada vez mayor por la urbanización, la agricultura intensiva y los proyectos de infraestructura.
Del otro lado estaban los sindicatos de agricultores suizos y partidos de derecha como el Partido Popular Suizo (SVP), que se opusieron firmemente a la propuesta y advirtieron también de una posible pérdida de puestos de trabajo en el sector agrícola.
Al final, el temor a las consecuencias económicas resultó ser mayor que la necesidad de una protección ambiental adicional. La iniciativa sobre biodiversidad fue rechazada por un número significativo de votos (más de 65%). Hubo un abrumador voto "no" en varios cantones, especialmente en las zonas ruralesieden donde el sector agrícola desempeña un papel importante.
Los suizos también podrían votar sobre las reformas propuestas al sistema de pensiones suizo. La población suiza está envejeciendo rápidamente y, sin reformas, el actual sistema de pensiones se vería sometido a una gran presión.
El gobierno suizo y varios expertos económicos advirtieron que sin estas reformas el sistema de pensiones sería inasequible en un futuro próximo. Abogan por medidas como un aumento de la edad de jubilación y una revisión de las prestaciones de las pensiones. El Partido Liberal y los Demócratas Cristianos, entre otros, apoyaron la propuesta.
Los opositores, incluidos sindicatos y partidos de izquierda, señalaron que el aumento de la edad de jubilación afectaría principalmente a los grupos de ingresos más bajos, que a menudo realizan trabajos físicamente exigentes y no pueden trabajar durante tanto tiempo. Al igual que con la iniciativa sobre biodiversidad, la población se pronunció en contra de las reformas de las pensiones por una mayoría significativa (63%). En las zonas urbanas hubo más apoyo a la propuesta, pero a nivel nacional no logró resultados significativos.