El nuevo presidente brasileño Lula da Silva tiene planes claros para la política agrícola del país. Por ejemplo, ha anunciado que recompensará a los agricultores con crédito barato si toman medidas para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Esto podría significar que la agricultura y la producción agrícola europeas podrían enfrentarse a una competencia adicional de los agricultores brasileños.
Además, Lula da Silva ha anunciado que quiere modificar el acuerdo comercial Mercosur, un acuerdo comercial entre el EU y países latinoamericanos, incluido Brasil. Si bien los países del EU son positivos sobre la modificación del tratado, también hay dudas sobre la ratificación del tratado actual, que ya ha sido firmado.
El EU está preocupado por el impacto de las exportaciones agrícolas de los países del Mercosur en la agricultura europea y, por lo tanto, ha indicado que aún se deben imponer ciertas condiciones a la ratificación del tratado. Estas condiciones se centran principalmente en las exportaciones de maíz como resultado de la expansión de tierras agrícolas en el sitio de bosques selváticos talados.
Este argumento ambiental no solo es utilizado por organizaciones de la naturaleza como Greenpeace, sino también por organizaciones europeas de paraguas agrícolas que se oponen al aumento de las importaciones de carne de América del Sur.
Ya se sabía que Lula seguirá un rumbo agrícola completamente diferente al de su antecesor Bolsonaro, porque Lula da Silva ya fue presidente de Brasil hace unos diez años. La semana pasada anunció que había designado a la ex ambientalista Marina Silva como nueva ministra de Medio Ambiente.
También fue ministra durante varios años en el reinado anterior del presidente Lula y es conocida como protectora de la zona de la selva amazónica. Su nombramiento es una señal de que la protección de la selva es una prioridad en la agenda del nuevo gobierno brasileño.
El presidente Bolsonaro, quien fue expulsado el mes pasado, vio la selva principalmente como un potencial económico. Alentó la tala de bosques primitivos para la agricultura y para la construcción de nuevos campos de cereales y maíz. En los últimos años, Brasil se ha convertido en uno de los mayores exportadores de maíz del mundo.
Lula da Silva también ha anunciado su compromiso con el desarrollo de las explotaciones agrícolas familiares de Brasil. Sostiene que estas granjas tienen capacidad para alimentar a todo el país.
Finalmente, Lula da Silva ha anunciado que quiere aumentar la producción agrícola brasileña sin tener que talar un solo árbol. Esto significa que puede haber un aumento en la producción de productos agrícolas en Brasil, lo que nuevamente crea una competencia adicional para la agricultura europea.