El boicot franco-brasileño amenaza el tratado europeo con el Mercosur

La cadena de supermercados francesa Carrefour decidió este fin de semana ponerse del lado de los agricultores franceses en su protesta contra el tratado del Mercosur. La empresa ha anunciado que no venderá carne procedente de Sudamérica en sus sucursales francesas. En los últimos días, los agricultores franceses que se manifestaban bloquearon temporalmente el puerto de Burdeos.

Esta iniciativa de Carrefour cuenta con el apoyo de las organizaciones de agricultores franceses, pero también ha provocado una respuesta diplomática de América del Sur. Los grupos de interés brasileños ahora están pidiendo un boicot a Carrefour, al que acusan de proteccionismo y de socavar la libertad comercial.

En Polonia, decenas de agricultores han expresado su descontento con el tratado de Mercosur bloqueando con tractores un paso fronterizo hacia Ucrania durante un día. Los agricultores exigen que el gobierno polaco adopte una postura más firme contra el tratado, que según ellos tendrá consecuencias desastrosas para el sector agrícola local. Tras conversaciones con el ministro polaco de Agricultura, Siekierski, se decidió suspender temporalmente el bloqueo hasta el 10 de diciembre.

El momento de estas protestas no es una coincidencia. Es probable que el tratado Mercosur se discuta en una conferencia de ministros europeos y sudamericanos en Uruguay el 10 de diciembre. Existe una posibilidad real de que el tratado se firme allí, a pesar de la continua resistencia. 

El Comisario de Agricultura del EU, Janusz Wojciechowski, afirma que la próxima ratificación del Tratado de Mercosur traerá un aumento significativo de las importaciones agrícolas de América del Sur. Según él, la importación de carne y productos agrícolas aumentaría anualmente hasta mil millones de euros. Esto sería perjudicial para los agricultores europeos, que dicen que socavará sus cuotas de mercado.

Con las crecientes tensiones entre agricultores, formuladores de políticas y empresas, el Tratado del Mercosur parece estar convirtiéndose no solo en una cuestión económica, sino también en una batalla políticamente cargada sobre los valores comerciales y los estándares de producción.