Los agricultores del sur y del este de Europa deben tener en cuenta temperaturas aún más altas, escasez de agua y cosechas más reducidas en agricultura y horticultura. En España, Italia y Grecia, el agua para riego agrícola ya ha disminuido a una cuarta parte del suministro medio, y en Sicilia la población incluso ha sido racionada.
Los científicos de Bruselas informan de sequías agrícolas con plantas y cultivos que muestran signos de estrés en gran parte del Mediterráneo. Esto afecta principalmente al centro y sur de Italia, al noroeste de España, a Grecia y al centro-oeste de Turquía. Estas condiciones también se están extendiendo a Ucrania, Rumania y el sur de Rusia.
Por el contrario, Europa central y occidental experimentó condiciones de verano más húmedas que el promedio, y algunas partes de Francia y Alemania experimentaron precipitaciones extremadamente altas y condiciones de humedad, que también pueden dañar los cultivos debido al moho. Los Alpes occidentales y sus alrededores también sufrieron efectos negativos en la vegetación debido a las condiciones extremadamente húmedas, el crecimiento vegetativo tardío y el retraso en la siembra.
El estudio europeo destaca que “las informaciones procedentes de diversas fuentes muestran que las cuencas hídricas de Sicilia están por debajo del nivel de alerta, con volúmenes 45% inferiores a los del año anterior, con graves consecuencias para los cítricos, el trigo y los viñedos, con daños económicos estimados en 2.700 millones euros”.
Las predicciones de los investigadores del EU para los próximos meses no son tranquilizadoras: “Es probable que estos impactos persistan, ya que se esperan condiciones más secas de lo normal en la Península Ibérica, el sur de Francia, el centro-norte de Italia, Eslovenia entre julio y septiembre de 2024, Croacia, Hungría, Eslovaquia, Europa del Este, Sur de Rusia y Norte de África.
La prolongada falta de precipitaciones en gran parte del sudeste de Europa y el norte de África, combinada con temperaturas más cálidas que el promedio, podría afectar el curso de los caudales de los ríos y afectar la agricultura, los ecosistemas y la producción de energía. Según los expertos del EU, es esencial gestionar cuidadosamente los recursos hídricos para minimizar estos impactos negativos.