La situación de los agricultores de algunas provincias polacas de las regiones más occidentales de Opole y Baja Silesia es muy difícil. En el este de Alemania y Austria también hay ríos inundados. Las zonas rurales occidentales de Polonia tienen un alto nivel de pérdidas en la producción de cultivos, especialmente en colza, trigo y remolacha azucarera.
Las peores inundaciones en Europa Central en al menos veinte años han causado estragos en muchos valles fluviales durante las últimas dos semanas, desde Rumania hasta Polonia. Al menos 24 personas han muerto, puentes han sido destruidos y los pueblos y ciudades a lo largo de las orillas de los ríos están cubiertos por una gruesa capa de barro y escombros.
La inundación causó enormes daños a lo largo de muchos ríos: montañas de escombros, lodos y lodos de varias toneladas, pérdidas de propiedades. Casi la mitad de los residentes de aldeas remotas siguen sin acceso a agua corriente ni electricidad. En principio, la recuperación sólo es posible con la ayuda del ejército.
Las pérdidas se refieren no sólo a los campos y campos, sino también a los productos ya cosechados. Los ríos inundaron muchos almacenes, silos y edificios agrícolas donde los agricultores polacos almacenaban su grano. Algunos campos de cultivo han quedado completamente destruidos y será imposible volver a sembrarlos en los próximos meses.
Los trabajos de construcción y limpieza llevarán a los habitantes de la región muchos meses, si no años. Algunas líneas ferroviarias en la región oriental de las montañas Glatz han sido destruidas. Las conexiones de tren que no sean posibles serán sustituidas por autobuses.
En las zonas afectadas por las inundaciones se realizarán controles estrictos de la seguridad de los alimentos y piensos. "Los cereales, forrajes (...) y otros productos agrícolas inundados por las inundaciones no son aptos para el consumo humano ni para la alimentación de los animales", afirmó el ministerio polaco en un comunicado. Tampoco se debe obtener agua potable de pozos y todos los alimentos que hayan estado en contacto con el agua del río deben desecharse, independientemente del embalaje.