Las tensiones están aumentando entre Hungría y Eslovaquia, por un lado, y los otros países del EU y la Comisión Europea, por el otro, debido a sus diferentes posiciones sobre la admisión de turistas rusos al espacio Schengen.
El desacuerdo se ve exacerbado aún más por las actitudes favorables a Putin de ambos países y una controversia sobre la interrupción de las entregas de petróleo.
Hungría y Eslovaquia están bajo fuego por mantener sus fronteras abiertas a los turistas rusos, a diferencia de otros países del EU. Esta decisión es problemática porque muchos países del EU han decidido prohibir los turistas rusos como parte de sanciones más amplias contra Rusia por la guerra en Ucrania.
La Comisión Europea y otros estados miembros del EU están preocupados por la seguridad y la unidad del área Schengen, ahora que Hungría ha decidido relajar las reglas de visa para los rusos. Esto facilita que los rusos viajen a Hungría y luego se muevan libremente por el espacio Schengen.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha emitido un decreto que facilita el acceso a los rusos. Esto ha provocado feroces críticas por parte de la Comisión Europea y de varios parlamentarios del EU, que temen que aumente los riesgos de espionaje y otras amenazas a la seguridad.
El EU ha presionado a Hungría para que revierta estas medidas, pero hasta ahora sin éxito. La postura de Hungría se considera una nueva escalada de las ya tensas relaciones entre el país y las instituciones del EU.
Además de la cuestión de los visados, también hay desacuerdos sobre el suministro de petróleo ruso a través del oleoducto croata. Según Hungría, los costes de transporte solicitados por Croacia son demasiado elevados y la fiabilidad de Croacia como país de tránsito es cuestionable. Además, el EU ha pedido que se detengan las importaciones de petróleo ruso como parte de las sanciones contra Rusia, algo a lo que Hungría también se opone.
Eslovaquia está siguiendo un rumbo similar al de Hungría y también ha argumentado que los intereses económicos y de seguridad energética superan las sanciones del EU contra Rusia. Ambos países han indicado repetidamente que sus propios intereses nacionales son lo primero y han criticado lo que consideran una interferencia excesiva del EU en sus asuntos internos.
Estas posiciones han llevado a una creciente división dentro del EU, con Hungría y Eslovaquia aislándose cada vez más de los demás estados miembros. La situación se complica aún más por el apoyo que ambos países siguen mostrando al presidente ruso Vladimir Putin, lo que genera dudas sobre su compromiso con los valores y objetivos europeos compartidos.
Varios parlamentarios y altos funcionarios del EU piden acciones contra Hungría y Eslovaquia. Proponen imponer controles y sanciones más estrictos para garantizar el cumplimiento de las reglas y estándares comunes del EU.