Tras cinco años de vacilaciones y debates, el Bundestag alemán ha ratificado el acuerdo comercial transatlántico Ceta con Canadá. Los críticos dicen que el acuerdo crea derechos especiales para los inversionistas extranjeros y pone las ganancias corporativas por encima de las necesidades climáticas y ambientales.
La economía europea espera un impulso en el comercio con Canadá y mayores acuerdos comerciales con otros países como Chile y México. La aprobación del CETA forma parte de la ya establecida estrategia comercial internacional de la nueva coalición alemana de centro-izquierda.
Esa nueva estrategia comercial también tiene como objetivo profundizar las relaciones comerciales entre el EU y los EE. UU., que actualmente se ven eclipsadas por enormes subsidios para las empresas que producen en los EE. UU.
Además, los estándares de sustentabilidad deben incorporarse como estándar en futuros acuerdos comerciales. Ante la insistencia de los Verdes, se han incluido adiciones para incluir en los acuerdos comerciales los mismos criterios climáticos y medioambientales que se utilizan en el EU.
Alemania ha recuperado así su voz en la política comercial, dijo el ministro de Asuntos Económicos, Robert Habeck (Verdes). El EU aún no está aprobado por varios países,
CETA no puede entrar en vigor hasta que los 27 estados miembros de EU hayan dado luz verde. Sin embargo, todavía faltan muchos países, incluidos Italia y Francia. Las disposiciones del tratado se aplican provisionalmente desde septiembre de 2017.
Esto significa que 98% de todos los bienes comercializados entre EU y Canadá ya no están sujetos a aranceles aduaneros. El propio Canadá ya ha completado la ratificación. Sin embargo, según las asociaciones industriales, el volumen ya ha aumentado alrededor de una quinta parte desde la aplicación provisional del CETA.